Un estudio reciente de la Universidad Hebrea de Jerusalem ha desvelado un hallazgo fascinante sobre cómo nuestras primeras experiencias con el sonido moldean nuestras preferencias y hasta la actividad de nuestro cerebro, ¡y cómo esto afecta de manera distinta a machos y hembras!
Cuando Kamini Sehrawat y el profesor Israel Nelken de la Universidad Hebrea de Jerusalem expusieron a los ratones bebés al primer movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven, no estaban simplemente creando un estado de ánimo. Estaban investigando una de las preguntas más intrigantes de la neurociencia: cómo las experiencias tempranas esculpen nuestras preferencias sensoriales y si esos efectos difieren según el sexo.
Música o silencio: una diferencia de género
Los investigadores expusieron a ratones recién nacidos a diferentes entornos sonoros: algunos escucharon el primer movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven, otros estuvieron en completo silencio, y un tercer grupo escuchó sonidos artificiales.
Al crecer, los científicos observaron cómo esta experiencia temprana dejó una marca duradera, pero con una gran sorpresa: los efectos fueron fundamentalmente diferentes según el sexo del ratón.
¿Cómo afectó a los machos?
- Los ratones machos que crecieron en silencio o con sonidos artificiales mostraron un fuerte rechazo a la música cuando eran adultos.
- En cambio, los machos que crecieron escuchando a Beethoven desarrollaron preferencias más variadas, con varios de ellos mostrando gusto por la música.
- La conexión entre la actividad cerebral auditiva y su comportamiento fue débil o nula.
¿Y a las hembras?
- Las ratonas hembras fueron menos influenciadas por su entorno sonoro temprano, mostrando preferencias por la música más variadas en todos los grupos.
- Lo más llamativo fue una relación inversa: en las hembras, una mayor actividad neuronal en la corteza auditiva se asoció con un menor gusto por la música.
La misma melodía, distintos efectos
Este estudio sugiere que una misma experiencia sonora en la infancia puede desencadenar adaptaciones neuronales completamente distintas en machos y hembras.
El profesor Israel Nelken y su equipo creen que comprender estas diferencias podría ser clave para entender cómo nuestras primeras experiencias sensoriales influyen en el desarrollo emocional y cognitivo de forma diferente en hombres y mujeres.
En resumen, la música de Beethoven fue solo una herramienta para el experimento, pero el mensaje es claro: “La misma melodía puede tocar diferentes acordes dependiendo de quién esté escuchando.”
El documento de investigación titulado “Sound preferences in mice are sex-dependent”, ya está disponible en Cell Reports.
Investigadores:
Kamini Sehrawat1 e Israel Nelken1.2.
Instituciones:
1) Centro para las Ciencias del Cerebro Edmond y Lily Safra, Universidad Hebrea de Jerusalem.
2) Departamento de Neurobiología, Instituto Silberman para las Ciencias de la Vida, Facultad de Ciencias, Universidad Hebrea de Jerusalem.

