Un estudio reciente revela el profundo impacto de la contaminación en el comportamiento de las nubes. Esta nueva comprensión ilumina las intrincadas formas en que la contaminación altera nuestro clima. Dicha investigación marca un avance significativo para entender la influencia de la contaminación en nuestro clima y en la dinámica climática más amplia. Al hacer hincapié en la necesidad de tener en cuenta tanto las formaciones de nubes localizadas como los patrones climáticos generales, subraya la importancia de considerar todas las escalas en el estudio de los efectos de la contaminación en nuestro clima.
La interacción entre los aerosoles inducidos por el hombre y la dinámica de las nubes es un factor fundamental para desentrañar las complejidades de nuestro sistema climático. A pesar de su importancia, reconciliar las enormes disparidades de escala entre las formaciones de nubes, que abarcan aproximadamente de 1 a 10 kilómetros, y la circulación atmosférica más amplia y los patrones climáticos que se extienden a lo largo de 1.000 kilómetros ha planteado un desafío importante.
Asumiendo esta tarea, el Dr. Guy Dagan y su equipo de investigación de la Universidad Hebrea de Jerusalem, junto con investigadores de la Universidad de Princeton, se embarcaron en un nuevo estudio. Su objetivo era comprender cómo las minúsculas partículas de contaminación, conocidas como aerosoles, interactúan con las nubes en el cielo, una interacción que da forma profundamente a nuestro clima. Sin embargo, un obstáculo fundamental radicaba en las escalas desajustadas: las nubes, de pequeña escala, se yuxtaponían a patrones climáticos expansivos, similares a encajar piezas de rompecabezas de diferentes conjuntos.
El enfoque innovador empleado por el equipo del Dr. Dagan implicó sofisticadas simulaciones por computadora capaces de examinar los detalles minuciosos del cielo mientras capturaban la esencia más amplia de todo el sistema climático. A través de una serie de simulaciones meticulosamente elaboradas, el equipo diseccionó el mecanismo que involucra cambios en la circulación a gran escala debido a la contaminación del aire. Su análisis comparativo reveló una revelación convincente: la presencia de aerosoles desencadena cambios en la circulación a gran escala, lo que a su vez aumenta sustancialmente el forzamiento radiativo efectivo, es decir, el efecto de la actividad humana en el sistema climático.
Un hallazgo clave fue que más aerosoles detienen la lluvia en algunas áreas. Esto hace que la humedad se traslade a lugares donde se forman grandes nubes. Estas grandes nubes liberan más calor en el aire y provocan vientos más fuertes.
El Dr. Guy Dagan explica: “Nuestro estudio nos ayuda a comprender mejor cómo los aerosoles y las nubes afectan el clima. Los cambios causados por los aerosoles provienen de cambios complejos en los grandes patrones climáticos, lo que nos muestra una parte importante de cómo estas interacciones afectan al clima”.
El artículo de investigación titulado “Radiative forcing from aerosol–cloud interactions enhanced by large-scale circulation adjustments” se publicó en Nature Geoscience.
Investigadores
Guy Dagan, Instituto de Ciencias de la Tierra, Universidad Hebrea de Jerusalem.
Netta Yeheskel, Instituto de Ciencias de la Tierra, Universidad Hebrea de Jerusalem.
Andrew I. L. Williams, Programa en Ciencias de la Atmósfera y del Océano, Princeton.