Un estudio sugiere que después de tomar café, los voluntarios podían esperar el doble de tiempo sin lavarse compulsivamente las manos.
Tomar una taza de café podría ayudar a las personas obsesivas con los gérmenes a superar su compulsión por lavarse las manos, de acuerdo a un nuevo hallazgo por parte del equipo de científicos de la Universidad Hebrea de Jerusalem, Israel.
Este TOC (trastorno obsesivo compulsivo) es una afección de salud mental caracterizada por pensamientos intrusivos que el paciente puede intentar aliviar con comportamientos repetidos.
Científicos en Israel exploraron cuánto tiempo las personas con hábitos de limpieza compulsivos podían posponer el lavado de manos después de tocar un objeto “sucio” simulado.
Descubrieron que los sujetos podían esperar el doble de tiempo, y parecían menos angustiados, si primero habían tomado una taza de café normal.
La excitación proporcionada por la cafeína, explicó el equipo, aumenta la inhibición, lo que, a su vez, puede ayudar a detener los pensamientos y comportamientos compulsivos y no deseados.
Así lo desmenuzó la autora del artículo y psicóloga Hadar Naftalovich de la Universidad Hebrea de Jerusalem, Israel, al manifestar: “Nuestra investigación demuestra cómo la excitación puede ayudar a frenar el comportamiento compulsivo”.
“A su vez, deja al descubierto como la manipulación de la excitación puede ayudar a frenar el comportamiento compulsivo; esto podría ayudar a los médicos a comprender las fluctuaciones en los síntomas compulsivos, descubrir nuevos objetivos de tratamiento y ofrecer mejores resultados de tratamiento”, añadió.
En el estudio, la científica Naftalovich y sus colegas reclutaron a 47 personas que sufrían de altos temores a la contaminación y hábitos de limpieza compulsivos.
¿Cómo fue la metodología? Cada voluntario recibió una taza de café regular o descafeinado para beber. Posteriormente se les pidió que tocaran el pañal de un bebé falso “sucio” y que esperaran el mayor tiempo posible antes de lavarse las manos.
Los investigadores se encontraron con que los participantes que habían bebido la bebida con cafeína mostraron significativamente menos angustia y experimentaron una menor necesidad de lavarse las manos que el grupo al que se le había dado el café descafeinado.
Del mismo modo, los consumidores habituales de café pudieron resistir la tentación de limpiarse compulsivamente durante el doble de tiempo que sus homólogos sin cafeína.
“El aumento de la excitación debido a la ingesta de cafeína puede aumentar la inhibición, que a su vez puede desempeñar un papel crucial para detener los pensamientos intrusivos (como el disgusto), los impulsos y la limpieza compulsiva en personas con temores de alta contaminación”, explicó el equipo en el paper científico.
“Los pacientes y los médicos encontrarán útil saber que es más factible controlar los síntomas durante los momentos de alta excitación y pueden utilizar este conocimiento para mejorar los resultados del tratamiento”, analizaron los investigadores.
Para los autores del estudio, “la excitación debe ser considerada como un nuevo objetivo de tratamiento tanto por los científicos psicofarmacológicos como en psicoterapia”. Los hallazgos completos del estudio se publicaron en el Journal of Anxiety Disorders.
De acuerdo al doctor Gustavo Bustamante, licenciado en Psicología, doctor en Psicología Clínica y experto en fobias (MN 25.456), “las obsesiones son pensamientos, ideas o imágenes inadecuadas y desagradables que se le imponen al sujeto de forma intrusiva y repetitiva generando un malestar clínico significativo. El contenido de estas ideas es irracional, absurdo y moralmente inadecuado, por lo que desencadena angustia, duda y culpa al mismo tiempo. El sujeto reconoce las obsesiones como ideas irracionales; sin embargo, no puede detenerlas y cae una y otra vez en rumiaciones inútiles y parásitas”.
Según especificó a Infobae el profesional, “las personas que padecen TOC tienden a mantener sus obsesiones en secreto durante mucho tiempo por vergüenza o temor a que los vean como locos. Suelen sentirse incomprendidos, ya que sus familiares apuntan a racionalizar ideas que el sujeto comprende que son irreales pero no logra manejar”.
Bustamente explicó que “las compulsiones o rituales son comportamientos o actos mentales repetitivos y estructurados de una manera rígida. El sujeto acude a ellos con el fin de aliviar de forma mágica la angustia o ansiedad que se despierta tras las ideas obsesivas”.
“Algunos sujetos incluyen a sus familiares dentro de sus rituales haciéndoles preguntas constantes sobre sus obsesiones, pidiéndoles que verifiquen o chequeen algo junto con ellos, que mantengan los mismos códigos de limpieza, etc. Todo esto tiene el fin de evitar la ansiedad o encontrar cierto alivio frente a la angustia que dispara la obsesión”, añadió.
Fuente: Infobae