El impacto de la guerra en las escuelas de la diáspora

Referentes de instituciones educativas latinoamericanas a cuentan los desafíos que enfrentan en la actual coyuntura.

Israel está en emergencia. Desde el 7/10, la sociedad civil local y las comunidades judías de la diáspora se encuentran en permanente movilización para pedir por el regreso de las personas secuestradas, y visibilizar la masacre cometida por Hamás. En las redes sociales, las calles, el transporte público y los medios de comunicación, el activismo se ocupa de combatir noticias tendenciosas y falsas. Al interior de las comunidades, instituciones judías y sinagogas en todo el mundo, la capacitación en Hasbará cobra relevancia, y el combate del antisemitismo se vuelve una necesidad prioritaria. Los efectos inmediatos de la guerra (discriminación, deslegitimación y violencia) se perciben en todo el mundo judío. Se organizan decenas de eventos y demostraciones para brindar apoyo a las Fuerzas de Defensa de Israel, cuestionadas incesantemente desde universidades de todo el mundo, gobiernos e incluso foros internacionales.

¿Cuál es el impacto que tiene la guerra en adultos, jóvenes y niños de las comunidades judías de la diáspora? ¿Qué estrategias utilizan para apoyar a Israel y responder a las demandas de información y contención frente a la creciente ola de antisemitismo? En nuestra serie de conferencias online Auditorium [del Centro Melton para la Educación Judía de la Universidad Hebrea], sobre la educación judía de hoy y mañana, convocamos a referentes de instituciones latinoamericanas a contarnos los desafíos que enfrentan en la situación actual.

Pensar lo judío, más allá de la identidad
Ethel Barylka, profesora de la Maestría Melton, graduada de la Universidad Hebrea de Jerusalem en Literatura Hebrea y Filosofía General, remarcó el hecho de que los colegios judíos, en su mayoría, estaban preparados el día 9 de octubre para comenzar las clases y contener a sus alumnos, familias, profesores y staff directivo en general, lo cual habla de su profesionalismo frente a la realidad que vivieron en esos primeros días.
Ethel consideró que “la conciencia de vulnerabilidad y de finitud humana” que la situación propicia, puede generar una reflexión profunda acerca de quiénes somos y hacia dónde vamos.
En ese sentido, destacó la necesidad de salir de la experiencia cotidiana, “aunque cueste” para tomar perspectiva, dejar de hacer por un tiempo, pensar y “sacarle filo” a la situación, “para evitar volver al mismo lugar del que partimos”.
Los atentados generaron una sensación de indefensión, vulnerabilidad e impotencia porque evocan el trauma histórico de la Shoá: “el Estado dejó de existir durante siete horas”, afirmó la profesora.
Esta nueva situación, consideró, hizo caer el mito de que Israel es invencible y generó una movilización de las personas, por iniciativa espontánea, por solidaridad y por la necesidad de encontrarse en la acción, lo cual puede tener una gran repercusión en el futuro.
Asimismo, Ethel remarcó la necesidad de erradicar el concepto de identidad del discurso escolar y comenzar a hablar de pueblidad (peoplehood) porque “la fragmentación existente en el discurso de la identidad no nos ayuda a construir lo que queremos para el futuro”, sostuvo. “Hay ciertos bienes culturales básicos de la historia de Israel que se desconocen porque los alumnos viven en sociedades mayoritariamente no judías”, explicó Ethel, y como líderes educativos “precisamos ser creadores activos del destino judío, a la vez que encontrar elementos para pensar un nuevo horizonte espiritual necesario para el futuro, inspirado en nuestros textos y nuestra civilización”, finalizó.

La realidad y la escuela
“Tengo la intuición de que el 7 de octubre cambió de alguna manera nuestras vidas judías, aunque todavía no sepamos cómo”, expresó Erica Herszkowich, morá, Licenciada en Ciencia Política, Magíster en Gestión de Proyectos Educativos y Directora General de la Escuela Martín Buber, que rememoró sus experiencias como docente en el contexto de los atentados terroristas sucedidos en 1992 y 1994 en la Argentina.
En su escuela atraviesan la situación realizando un esfuerzo adicional para contener a alumnos, docentes, pequeños grupos de padres -de manera presencial-, alumnos residentes en Israel cuyas familias volvieron provisoriamente, y un contingente de estudiantes que se encontraba en Israel en ese momento.
Pero también observaron atentamente las acciones y decisiones de otras instituciones del país, que los obligaron a encender alarmas. “Somos un solo pueblo; lo que pasa en un lado nos afecta a todos”, reflexionó.
La clave, para Érica, es informar con transparencia sobre las medidas de seguridad a las familias, trabajar con los docentes en la sensibilidad que requiere esta situación y acompañar a los alumnos en actividades especiales para cada una de las edades.
En relación con las consecuencias, desde la escuela notaron “un incremento de la religiosidad, que muchas veces obtura el diálogo intracomunitario”.
Érica explicó que la tarea que hoy en día emprende la Escuela Martín Buber es buscar “que la realidad ingrese a la escuela y que la escuela salga a la realidad en su justa medida”. “La sensación de carne viva sigue ahí”, remarcó, pero como comunidad “somos fuertes, porque es la única opción que tenemos”.

Apenas después del atentado del 7/10, en la escuela Eliezer Max de Río de Janeiro, Brasil, realizaron una ceremonia junto a los estudiantes, comentó Silvia Grinstein (Bilba), graduada de la Maestría Melton y coordinadora especial de Cultura Judaica en el Eliezer Max.
Sin embargo, más allá de la ceremonia, “sentimos la necesidad de trabajar en el esclarecimiento con datos, no opiniones”, a causa del “bombardeo de información y desinformación en las redes sociales” que percibieron, explicó Bilba. Lo hicieron con los alumnos de cada nivel por separado, cuidando que cada edad recibiera la información que podía absorber y respondiendo cada una de las preguntas que surgían. Además, convocaron a un periodista especializado a reunirse con el equipo de profesores de la institución, para colaborar en el esclarecimiento de sus dudas, y organizaron encuentros online con familias brasileñas residentes en Israel para que pudieran explicar lo que estaba pasando.
Luego de esos eventos, las familias se organizaron en un comité solidario para recaudar fondos y enviarlos a través del Keren Hayesod, a algunos kibutzim afectados, y los alumnos se expresaron a través de cartas y deseos para las familias israelíes y soldados del ejército. “Lo más importante era que los chicos pudieran entender la situación y empatizar con ellos”, comentó.

Meir Bunytow, educador judío y director del área de Educación Judía del colegio Bet Hayeladim de México, contó cómo fueron esas primeras horas en las que comenzaron a trabajar junto a los otros directores de la institución, el consejo pedagógico y el cuerpo docente, para organizar el trabajo que harían en relación a la situación con los alumnos en esa semana.
“Qué hacer con cada una de las actividades planeadas, cómo acompañar a una docente de nuestro equipo que perdió un sobrino en combate, cómo transmitir la información a los alumnos según su edad, todas fueron cuestiones que tuvimos que conversar en conjunto”, comentó.
Desde la escuela pusieron su foco en la acción, para que los alumnos pudieran sentirse parte de esa comunidad que buscaba colaborar con el Estado de Israel y, en paralelo, desde los organismos comunitarios de México, se generaron estrategias y lineamientos conjuntos, específicamente relacionados a la seguridad, junto a otras escuelas del país.
En relación con los desafíos actuales, hizo referencia a la “importancia de generar conciencia de que la guerra no terminó, sin que eso provoque un estrés innecesario en los niños”.

Desde México, Brasil o Argentina, el apoyo a Israel hoy es la gran prioridad en las agendas comunitarias. La situación de Israel impacta en las instituciones y también en las vivencias individuales de cada judío en todo el mundo. Compartir experiencias, expandir nuestro trabajo como educadores más allá de una ciudad o una escuela en particular y definir estrategias conjuntas, es cada vez más necesario para retroalimentar los aprendizajes y fortalecer a Israel desde las diásporas en este momento crítico.

Por Vanina Pikholc para el blog del
Programa de maestría semipresencial con especialización en Educación Judía
Maestría internacional en Educación
Centro Melton para la Educación Judía
Universidad Hebrea de Jerusalem