Desde Israel, el consagrado autor de “Sapiens” habló sobre por qué ahora escribió un libro para chicos. Pero también de la estupidez humana, de cómo se usan los relatos que se postularon como verdades eternas, del error de los nacionalismos y hasta de las raíces antiguas de las familias “alternativas” como la suya.
La verdad, un poco de nervios da sentarse a hablar con Yuval Noah Harari. Así como lo ven, este historiador israelí de 46 años es uno de los grandes best sellers del mundo. Millones de libros vendidos. Pero más que eso: lo recomendaron Barack Obama, el creador de Facebook, Mark Zuckerberg y y el dueño de Microsoft, Bill Gates. Lo invitan a hablar en foros con presidentes y líderes mundiales. Lo consultan sobre el futuro de la humanidad. Y ahora está ahí, del otro lado de la pantalla, sentadito muy serio, esperando la primera pregunta de Infobae. Sí, un poco de nervios da.
¿Qué decía ese libro que atravesó fronteras? Bueno, contaba la historia de la humanidad. Sapiens, de animales a dioses, es el título completo. Y de eso se trata: cómo esos bichos débiles, lentos, que somos los humanos terminamos dominando la naturaleza y -lo dice con muchos ejemplos- exterminando a otros animales y también -lo más aterrador- a otros tipos de humanos que convivieron con nosotros, los homo sapiens. Dice incluso que aunque los humanos actuales somos sapiens, muchos tenemos todavía un abuelo, una abuela neandertal.
Un poco de azar hizo de Harari un autor tan leído. Se había especializado en Historia medieval y militar. Hacia 2008 enseñaba en la Universidad Hebrea de Jerusalén y hubo que dar un curso de Introducción a la Historia Mundial para estudiantes de grado. Nadie quería agarrarlo y bueno, él aceptó. En la investigación descubrió el cruel camino del homos sapiens. Entonces dejó de comer carne. Y escribió Sapiens.
En el camino, pensó una hipótesis: Harari sostiene que lo que dio fuerza a esta especie fue su capacidad de colaborar en grandes grupos. ¿Y por qué pudimos hacerlo? Harari dice que “el secreto fue seguramente la aparición de la ficción. Un gran número de extraños pueden cooperar con éxito si creen en mitos comunes”. Los mitos son un Dios que te dice qué está bien o qué está mal, que este billete pintado vale por un kilo de naranjas o que dos personas que viven a miles de kilómetros, pero dentro de ciertos límites tienen más en común que otro que viva mucho más cerca pero del otro lado de una línea imaginaria. “Dos católicos que no se conozcan de nada pueden, no obstante, participar juntos en una cruzada o aportar fondos para construir un hospital, porque ambos creen que Dios se hizo carne humana y accedió a ser crucificado para redimir nuestros pecados”, puso en Sapiens.
Después vinieron más libros –Homo Deus: breve historia del mañana y 21 lecciones para el siglo XXI-, conferencias por todas partes y, recientemente, la versión ilustrada de Sapiens. Este mes salió también Imparables. Diario de cómo conquistamos la Tierra, una especie de Sapiens para chicos que se lee con pasión y que un adulto puede disfrutar de punta a punta. Un poco por eso ahora está acá sentado en Israel, pero frente al Zoom. Porque quiere hablar del nuevo libro. Este libro donde les cuenta a los chicos que sus pesadillas tienen que ver con el miedo a ser comidos por un león durante la noche y que si se mueren por comer golosinas eso responde a una antigua necesidad de sobrevivir: “Nuestros antepasados no tenían supermercados ni neveras. Cuando sentían hambre, acudían a bosques y ríos en busca de algo que comer. ¡Y no encontraban un árbol de helados ni un río de refrescos! Lo único dulce que había era la fruta madura y la miel. Cuando las encontraban, lo más inteligente era comer toda la que pudieran y lo más rápido posible”.
Vamos a hablar del libro en el que Harari cuenta que los recolectores de la Edad de Piedra comían mejor y más variado que los agricultores que siguieron, que trabajaban menos y se enfermaban poco, porque muchas de las enfermedades vinieron del contacto con los animales. Donde reconoce que sabemos poco del pasado remoto, pero algo sí: los homo sapiens “acabaron con la mayor parte de los animales grandes del mundo”. Se las arreglaron para dispersarse por el planeta. No desarrollaron aletas, fabricaron balsas. “El viaje que hicieron las primeras personas que llegaron a Australia es uno de los hitos más importantes de la historia. Incluso más que el viaje de Colón a América, o que el de Neil Armstrong y sus amigos a la Luna. En el momento en que los humanos pisaron por primera vez una playa australiana, se convirtieron en el animal más peligroso del mundo: eran los dueños del planeta Tierra. A partir de ese momento, empezaron a transformar por completo el mundo”.
De esas cosas quiere hablar Yuval Noah Harari.
No fue fácil, sin embargo, llegar hasta este encuentro. Harari tiene un equipo que se ocupa de mover sus libros, sus ideas y sus entrevistas. El que está a cargo de todo es su marido, Itzik Yahav y para empezar cualquier pedido de entrevista recibe como respuesta un mail automático, muy cortés, que dice… que no. Que “Yuval recibe cientos de correos electrónicos cada semana” y que “la mayoría de las propuestas que recibimos son imposibles de atender”. Bueno, finalmente nos comunicamos en julio y pactamos la nota para octubre. Llegó el día.
¿De qué se habla con un hombre que nos está contando la historia de la humanidad, que es vegano, que todas las mañanas hace por lo menos una hora de meditación y no deja de advertir que el cambio climático nos puede destruir o que la Inteligencia Artificial puede crear un nuevo tipo de humanos… y seguramente lo hará?
“Los humanos ahora somos tan poderosos que el destino de todos los demás animales depende de nosotros. La única razón por la que los leones, delfines y águilas aún existen es porque se lo permitimos. Si los humanos quisiesen deshacerse de los leones, los delfines y las águilas de todo el mundo, podrían hacer que eso fuese una realidad en cuestión de un año”, les dice ahora Harari a los chicos. Y les advierte: “Esto es mucho poder, y se puede usar bien o mal. Para ser un humano, debes entender el poder que tienes y lo que puedes hacer con él”.
Antes del final le voy a preguntar si cambio climático y chicos van juntos, si acaso ellos lo harán mejor y Harari casi se va a enojar. No se trata de tirarles el fardo, hay que hacerse cargo, me va a decir (con otras palabras). Pero arranquemos por los chicos, arranquemos por ahí.
-¿Por qué un libro es una buena manera de acercarse a los chicos?
-Es muy importante que los chicos sepan de historia porque es su identidad, entender quiénes son. En la escuela te enseñan la historia de tu país, de tu pueblo, que es importante. Pero para entender quién sos, tenés que entender la historia de la humanidad. Empezás con cosas como, no sé, los juegos. En Argentina el fútbol es importante pero el fútbol no viene de Argentina, viene de Inglaterra. Nos gusta el chocolate, pero el chocolate no viene de la Argentina ni de Israel. Fue descubierto por los olmecas, en lo que hoy es México. ¿Querés que tu chocolate esté dulce? Necesitás azúcar, el azúcar viene de la Nueva Guinea. ¡Tenés que entender la historia del mundo! Y si vamos más profundo, en nuestras emociones, nuestros sentimientos, la conexión entre chicos y padres no fue inventada por ningún grupo humano, hay que ir millones de años atrás. La compartimos con otros animales. De manera similar, si te despertás en medio de la noche, preocupado porque hay un monstruo debajo de tu cama, eso es un recuerdo de millones de años atrás, cuando vivíamos en las sabanas y los leones podían venir a comerte si no te despertabas. Pero si te despertabas y escapabas podías sobrevivir. Entonces, para entender tu vida hoy, de los juegos a las emociones más profundas, necesitás entender el desarrollo de toda la humanidad.
“Si te despertás en medio de la noche, preocupado porque hay un monstruo debajo de tu cama, eso es un recuerdo de millones de años atrás, cuando vivíamos en las sabanas y los leones podían venir a comerte”
-¿En todos estos años no aprendimos que ya no hay animales a nuestro alrededor? ¿Todavía tenemos ese recuerdo?
-Está escrito no en un papel, está escrito en nuestros genes. Muchas gente les tiene miedo a las arañas. Cuando era chico, yo les tenía mucho miedo. Es raro… las arañas prácticamente no matan a nadie. En cambio, los autos matan todos los años a más de un millón de personas. Pero nosotros no les tenemos miedo a los autos. Porque lleva mucho tiempo desarrollar esa clase de miedo interno. Cien años no es suficiente para desarrollar ese miedo a los autos. Pero las arañas… hace cientos de miles de años, en la sabana, había arañas muy peligrosas. Y todavía les tenemos miedo.
-En Buenos Aires nos gusta pensar que nuestros miedos son algo que puede explicar Sigmund Freud…
-Y puede… hasta cierto punto. La psicología no es sólo acerca de lo que te pasó cuando eras chico o lo que te pasó ayer. La psicología examina la estructura profunda de la mente humana que, otra vez, va hacia cientos de miles de años atrás.
-Usted dice que uno no estudia Historia para recordar el pasado sino para liberarse de él. ¿Por qué nos tendríamos que liberar del pasado?
-Porque el pasado todavía controla cómo pensamos, cómo nos comportamos, a través de historias que la gente inventó hace siglos o hace decenas de miles de años. No nos tenemos que deshacer de todas ellas, pero tenemos que entender que son solamente historias inventadas por personas, no las leyes de la naturaleza ni la verdad absoluta. Entonces algunas historias son buenas y es bueno conservarlas, pero muchas de las historias que la gente inventó en el pasado -y todavía le da forma a nuestro comportamiento- son dañinas.
-¿Por ejemplo?
-Por ejemplo, en muchos lugares del mundo la gente piensa que las mujeres son inferiores a los varones, que las nenas son inferiores a los nenes. Entonces en muchos lugares, hasta hace poco, las mujeres no podían ir a la escuela. No sólo en Afganistán, en la mayor parte del mundo. Y cuando les preguntás por qué te dicen: “así es como Dios hizo a la gente”. O “es la biología, biológicamente las mujeres son inferiores a los hombres”. Por supuesto, esto es una tontería. Esa es una historia que inventó algún sacerdote, rabino, o líderes político siglos atrás o miles de años atrás. No es la ley de la naturaleza, no es LA verdad. Si entendés que esto es solamente una historia inventada por gente en el pasado, entonces podés avanzar y correrla a un costado. Pero para eso tenés que entender cómo esa historia fue creada. Cómo se convirtió en algo tan poderoso que millones de personas lo creyeron.
-Y para qué.
-Y para qué. Fue inventada como una forma de control, de ganar poder para cierto grupo humano. Entender cómo fue creada esta historia la debilita. Lo más poderoso de la Historia es que si entendemos cómo estos relatos fueron creados, podemos debilitarlos, liberarnos de ellos y este es el motivo por el que la Historia es considerada una disciplina peligrosa.
-En el libro quien descubre cómo conservar el fuego es una mujer, o la recolectora es una mujer. Se ve aquí una intención de contar la Historia con mujeres… ¿Por qué decidió hacerlo así?
-Muchas veces, cuando no sabemos cómo fue algo que pasó hace 50.000 años asumimos que lo hicieron los hombres. Hay mucho ejemplos, como el arte en las cuevas. En Francia en Lascaux, en Argentina en la cueva de las manos, en Indonesia. No sabemos quién pintó estas obras de arte asombrosas. En muchos libros está escrito en masculino. Se asume, sin ninguna evidencia, que un hombre lo hizo. Por supuesto que esto es sólo un sesgo. Si tuviéramos evidencia concreta de que esto fue hecho por un hombre en particular, ok. Pero la mayoría de las veces no la tenemos. Por supuesto yo no sé si lo hicieron hombres o mujeres. Entonces, algunas veces, en estos casos, le doy crédito a un hombre y a veces a una mujer, para balancear.
-En una entrevista usted dijo que se trataba de ayudar a pensar de manera universal, de ser universalista. Sin embargo, parece que vamos en sentido inverso y las divisiones nacionales se están fortaleciendo.
-Mi punto es que no hay contradicción entre ser patriota y cooperar con gente de otros lugares y tener una visión universal de la historia y de muchos de los problemas actuales. Hay políticos que te dicen que tenés que elegir entre tu patria o la cooperación global. Pero no hay que elegir, podés hacer las dos cosas: el nacionalismo no se trata de odiar a los extranjeros sino de amar a tus compatriotas y cuidarlos. Hay muchos casos en que para cuidar bien a la gente de tu país tenés que cooperar con la de otros lugares.
“Hay políticos que te dicen que tenés que elegir entre tu patria o la cooperación global. Pero no hay que elegir, podés hacer las dos cosas”
-¿Qué casos?
-En la pandemia el virus era el enemigo de la humanidad y la única manera de terminar con la pandemia efectivamente era si muchos países cooperaban. Esto en no es en contra del nacionalismo; de hecho, es a favor. O el cambio climático: obviamente no es un problema que un país puede resolver por sí mismo. Necesitamos cooperación global. Parte del mensaje del libro es que todos nosotros, no importa de dónde vengamos, compartimos una historia, ciertas características, ciertos intereses, simplemente porque somos seres humanos. Todas las naciones que existen hoy en el mundo fueron creadas en los últimos miles de años.
-Parece que generan más pasión los países…
-Las naciones más viejas del mundo, Egipto o China, pueden decir que tienen 5000 años de antigüedad. Parece mucho, pero comparado con el tiempo en que los humanos hemos estado en la Tierra, es muy poquito. Hay humanos en la Tierra desde hace más de dos millones de años. Entonces 5.000 años es muy poco y, por supuesto, la mayoría de los países no son tan antiguos, tienen apenas un par de siglos.
-Hace unos días, en Madrid, el presidente húngaro Viktor Orban llamó a terminar “la ideología global”. Y a cerrar más las puertas a los inmigrantes. ¿Cómo ve esto?
-Es estúpido. Si se opone a las cosas que vienen de afuera… ¿se opone al cristianismo? ¡El cristianismo no se creó en Hungría, se creó en Medio Oriente! La Biblia, que al señor Orban le gusta tanto… no fue escrita en Hungría, no fue escrita en Budapest, no fue escrita en húngaro. Fue escrita en hebreo y en griego, mayormente por judíos que vivían en Medio Oriente… ¿El señor Orban se quiere deshacer de la Biblia? De manera similar, tuvimos la pandemia, la gente usó vacunas, ¿el señor Orban piensa que los húngaros sólo deberían usar vacunas inventadas por científicos húngaros y fabricadas en Hungría? Es ridículo. La idea de que un país puede recortarse del resto de la humanidad… Si tuviéramos que vivir sólo con lo que se inventó en nuestros países nuestras vidas serían muy muy pobres y casi imposibles. Esto no pasa sólo en Hungría por supuesto. Pensemos cómo sería la vida si sólo tuviéramos que comer la comida que fue descubierta en nuestro país… sólo leer los libros que se escribieron en nuestro país… sería horrible.
-¿Cómo se ve esto desde Israel?
-Lo que dije para Hungría se aplica para Israel. La idea de que podés ignorar al resto de la humanidad o vivir tu vida como una isla no funciona. Ningún país en el mundo vive aislado y cada vez nos enfrentamos a problemas más globales, que afectan a todos los países y que sólo se soluciona con la cooperación global. Hablamos de la pandemia, del cambio climático, pero podemos hablar del crecimiento de tecnologías peligrosas como la inteligencia artificial o la bioingeniería.
-¿En qué sentido?
-Tenemos que regular estas tecnología, pero ningún país puede hacerlo solo. Ahora se habla de la producción de armas autónomas, robots que matan. Si tratás de regular esta tecnología sólo en tu país, no funciona. Porque otros países van a seguir usándola y pronto vos también vas a hacerlo, no querés quedar atrás. La única manera de regular estas tecnologías es con acuerdos globales. Muchos nacionalistas extremos en Hungría o acá en Israel se oponen a la cooperación global porque piensan que es una especie de traición, que si cooperás con otros países entonces sos un traidor al tuyo. Esto es simplemente ridículo, es un error conceptual. Conozco muy poca gente completamente a favor de abolir los estados-nación y tener un gobierno global, creo que es una idea terrible, que no funcionaría.
-¿Por qué?
-Porque la gente tiene diferentes tradiciones, intereses. Por lo menos por ahora es imposible que un gobierno global se ocupe y represente adecuadamente todos estos intereses diferentes. ¿Cuál sería el mecanismo para elegirlo? ¿Se basaría simplemente en la cantidad de gente por país? Entonces China tendría muchísimos votos e Israel muy pocos… No tenés las bases para una democracia si la gente primero no comparte ciertos valores fundamentales, intereses… y estamos muy lejos de que eso ocurra a nivel global.
-El año pasado Marieke Lucas Rijneveld, quien ganó el Booker Prize Internacional por una novela, tuvo que renunciar a traducir los versos de la poeta estadounidense Amanda Gorman porque Amanda es afroamericana y mujer y Marieke tiene tez blanca y género no binario. Entonces si la traducía era “apropiación cultural”. ¿Eso no va en contra de la idea de cooperación?
-Es peligroso… todas las culturas son apropiadas, todas las culturas están basadas en herencias de otros países. Sí hay que tener cuidado es cuando la gente se burla de otras culturas. Pero si nadie puede hablar de la cultura o de las experiencias de otros, muy pronto llegaremos a un punto en que no se puede hablar de nada salvo de uno mismo. Nadie nunca está en los zapatos de otros, nadie entiende por completo la experiencia de otros. Los actores no podrían actuar de nadie más, los que escriben novelas sólo podrían escribir autobiografías. Esto sería un desastre para la cultura humana, parte de la belleza del arte, de las películas, de los libros, es que te permiten, hasta cierto punto, entender la experiencia de otra gente. Si pensás que nadie puede entender tu experiencia salvo vos mismo, esto no solo angosta lo que podés decir sino que, de hecho, lo hace algo sutil, porque si nadie puede entender la experiencia de otra persona ¿para qué hablar? Vos podés decirme cómo te sentís, no te voy a entender. Toda la comunicación humana está basada en la idea de que podemos, hasta cierto punto, entender las experiencias, las ideas de otra gente.
“Si quiero estar casado con mi marido es porque estoy a favor del ideal de familia”
-Usted habla de su esposo. Alguien podría pensar… ¡esposo y esposo en un libro para chicos! ¿La narrativa de las familias está cambiando?
-Debería ser muy claro que esto no es contra los valores de la familia. Ahora está todo eso de que la gente más liberal está contra la familia. No es verdad. Están POR la familia. Si quiero estar casado con mi marido es porque estoy a favor del ideal de familia. Sólo creo que hay que reconocer que a través de la historia hubo más diversidad en la estructura familiar de lo que alguna gente insiste en considerar la única posible para los seres humanos. Alguna gente considera que una familia es un hombre, una mujer y sus hijos biológicos. Pero hoy hay muchos, muchos chicos que crecen en familias diferentes. Quizás con una mamá sola. Chicos adoptados. Tu madre se divorció, tiene nuevo marido y tenés a tu papá biológico… de alguna manera tenés tres figuras paternales. Y hay dos mujeres o dos varones. Si vas a la historia ves que esta diversidad es bastante habitual. En la Biblia tenés a los patriarcas, como Jacobo, que tenía cuatro mujeres. Hoy un hombre, dos esposas, dos concubinas y sus hijos… hoy no serían considerados una familia tradicional. Pero en la Biblia era común.
-¿Y qué pasó?
-Deberíamos separar dos discusiones. Una es la discusión sobre los valores de la familia. Y creo que acá hay un amplio consenso en que las familias son unidades muy importantes para cualquier ser humano y conozco muy poca gente, incluso entre los más radicales, que están en contra de la familia. Lo que quieren es simplemente el reconocimiento de que hay muchos tipos de familias. Porque de otra manera tener una familia y que sea reconocida es un privilegio de una parte de la sociedad. Y mucha gente tiene familias que no se reconocen, lo que es muy perjudicial emocionalmente. Y también dejan de tener protección legal y ciertos beneficios. Tiene que estar claro que no hay nada acá contra la familia o contra sus valores, sólo que necesitamos un acercamiento más inclusivo, que reconozca los distintos tipos de familia a los que la gente puede pertenecer.
Yuval Noah Harari contesta largo, preciso, moviendo las manos. No siempre la respuesta va justo hacia la pregunta. A veces mira hacia un costado y hacia arriba, como buscando en el aire lo que quiere decir a partir de lo que le pregunto. Es lo que pasa con la siguiente pregunta.
-Hoy usted puede y quiere escribir sobre su esposo en un libro para chicos. En términos de las mujeres o los homosexuales, ¿vivimos la mejor época de la historia?
-Para la mayoría de los humanos la respuesta es sí. Hay muchos problemas… el cambio climático, el deterioro de la situación internacional, el crecimiento de las guerras… Pero cuando mirás las estadísticas básicas sobre la vida humana entonces sí, es la mejor época, seguro desde la Revolución Agrícola. Vivimos más, sufrimos menos hambre y enfermedades. Hace cien años, en la mayoría de las sociedades, entre un cuarto y un tercio de los bebés no llegaban a ser adultos, morían antes de los 20 años de hambre, de enfermedad, de una combinación de ambas o por la violencia.
-Eso cambió.
-Hoy en el mundo entero, incluso si mirás en los países más pobres del mundo, el promedio para el mundo es menos del 5 por ciento. Menos del 5 por ciento de los niños muere antes de ser adulto. Y si mirás en los países desarrollados es menos del 1 por ciento. Es un avance impresionante. Durante la mayor parte de la historia, un peligro muy importante para la vida de las mujeres era morir en el parto. Era muy común. En el último siglo la cantidad de mujeres que muere en el parto descendió radicalmente. Sigue siendo significativo, pero con la medicina moderna las mujeres pueden esperar parir sin perder la vida. Tenemos que ser conscientes de los logros de nuestra civilización para protegerla. Porque todo esto puede desaparecer muy rápidamente. Si nos negamos a mantener las instituciones de nuestras sociedades y del sistema internacional, rápidamente podemos caer en una situación peor que la que nunca en la historia hayamos visto.
-¿A qué tenemos que estar atentos?
-Primero, al hecho de que dependemos de otros. El mundo entero es hoy un solo sistema político, económico y ecológico. Y vamos al tema de las corporaciones. Ves que Rusia invade Ucrania … esto no solo amenaza a la gente en Ucrania sino en todas partes. ¿Por qué? Primero por la norma de que no podés invadir a otro. Si esta norma se rompe entonces verás más Putins, más guerras, por todo el mundo. Y esto va a subir los presupuestos de Defensa. En vez de dedicar la plata al cuidado de la salud, irá a los militares. Es una amenaza para la vida de todos. Además, el shock económico. Los precios de los combustibles, de la comida, suben en todas partes. Y el tema ecológico: si los países combaten, no pueden confiar el uno en el otro y gastan plata en asuntos militares entonces no pueden ocuparse del cambio climático.
-Y eso es grave.
-Vemos los efectos devastadores del cambio climático. Como las inundaciones en Pakistán el mes pasado… habrá más y más de esto. Lo que pasó en Pakistán no es por algo que hayan hecho los pakistaníes. No es su culpa. No son responsables por el cambio climático, pero están pagando el precio. Si no mantenemos el sistema internacional veremos más guerras, más crisis económica, más problemas ecológicos, lo que rápidamente puede hacer que el nuestro se vuelva la peor época de la Historia. Fue la mejor, estamos en el pico de una montaña alta y podemos caer muy rápido.
-¿Los chicos podrán hacerlo mejor?
-Eso espero. El mensaje principal del libro para chicos es que tenemos un poder enorme, que el mundo tal cual es no es el resultado de las leyes de la naturaleza ni de un plan predeterminado, sino que la gente hizo al mundo como es y la gente lo puede cambiar. Si hay algo que pensás que es injusto o que no te gusta podés cambiarlo. Los humanos tenemos mucho poder, más que cualquier otro animal pero, desafortunadamente, no siempre lo usamos con inteligencia.
-¿Por ejemplo?
-Si pensamos en el cambio climático mucha gente hoy está desesperada, como si fuera muy tarde. Es una tontería: creamos este problema y podemos resolverlo. No sólo tenemos el conocimiento científico necesario, tenemos los recursos económicos para resolver el cambio climático. Si invertimos un dos por ciento del presupuesto global cada año en la tecnología adecuada será suficiente para prevenir una catástrofe. Dos por ciento de todo el presupuesto de la humanidad es mucha plata, pero es solamente el dos por ciento. Entonces el primer paso es darnos cuenta de que somos muy poderosos, sólo tenemos que tomar decisiones inteligentes.
-Insiste con eso…
-Porque una de las leyes de la Historia es que nunca debemos subestimar la estupidez humana. Los humanos a menudos tomamos decisiones muy estúpidas acerca de cómo usar nuestro enorme poder. Pero no es un destino, no es inevitable. También podemos tomar buenas decisiones. No sólo los chicos, espero, sino los adultos.
Y es ahora cuando un poco se enoja, tranquilo como es, y un poco me reta. Sin hacerlo, pero se entiende:
-Veo un peligro: los adultos muchas veces abdican de sus responsabilidades y dicen: “bueno, los chicos lo van a solucionar. Cuando crezcan van a arreglar todos los problemas que no hemos resuelto. Eso es grave. Ser un adulto es ser responsable: no les tirás las responsabilidades a los chicos. Cuando tengan 40, 50 años será asunto de ellos pero ahora, que tienen 10 años, lo que tienen que hacer es leer libros, jugar al fútbol, ir a la escuela, hacer amigos. Esa es su tarea. La nuestra es darles seguridad y recursos previniendo las guerras, resolviendo el cambio climático, reduciendo la inequidad social. Esa es nuestra tarea. No se la debemos tirar a los chicos y decir: “bueno, ellos lo van a resolver algún día”.
Por Patricia Kolesnicov, Infobae