Estudio revela nuevo mecanismo que afecta el clima de la Tierra

En un estudio reciente se descubrió un mecanismo climático desconocido, que ofrece información sobre el clima pasado y presente de la Tierra. La investigación se centra en el período Cretácico cuando prevalecieron los altos niveles atmosféricos de dióxido de carbono. Al estudiar cómo las grandes corrientes oceánicas transportaban agua caliente, el estudio destaca su papel crucial en la configuración de los gradientes de temperatura.

Una investigación realizada por el candidato a doctorado de la Universidad Hebrea, Kaushal Gianchandani, bajo la guía de los profesores Nathan Paldor y Hezi Gildor, del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad Hebrea, en colaboración con el Prof. Ori Adam y Sagi Maor, de la Universidad Hebrea junto con el Dr. Alexander Farnsworth y el Prof. David Lunt de la Universidad de Bristol, Reino Unido, ha presentado un mecanismo previamente desconocido que influye significativamente en el clima de la Tierra.
Esta investigación de vanguardia, publicada en Nature Communication, aplica un nuevo modelo analítico desarrollado por los tres investigadores de la Universidad Hebrea hace dos años, centrándose en la circulación impulsada por el viento en la superficie del océano y destacando el papel fundamental de la geometría de la cuenca oceánica.

Este estudio explora el clima durante el período Cretácico, hace unos 145 a 66 millones de años, cuando había una gran cantidad de dióxido de carbono (gas de calentamiento) en el aire. Observa cómo los grandes remolinos oceánicos, que mueven el agua caliente de los trópicos a los polos, influyeron en la diferencia de temperatura entre estas dos regiones. Esta diferencia de temperatura es crucial para entender por qué había tantos tipos diferentes de plantas y animales durante el período Cretácico.

En su investigación, los científicos intentaron descubrir la compleja relación entre los cambios en los patrones de las corrientes oceánicas (circulación giratoria) que resultan de la disposición de los continentes en la Tierra y las variaciones en los gradientes de temperatura durante la era Cretácica cuando los dinosaurios vagaban por la Tierra. Para ello, realizaron un análisis exhaustivo utilizando modelos informáticos que simulan climas antiguos.

Sus hallazgos revelaron que el movimiento de los continentes de la Tierra durante el período Cretácico causó una desaceleración en las grandes corrientes oceánicas arremolinadas responsables de transportar agua caliente desde el ecuador hasta los polos. Esta desaceleración interrumpió la forma en que el océano regulaba sus temperaturas superficiales, lo que resultó en un aumento significativo de las diferencias de temperatura entre los polos y los trópicos durante ese tiempo. Estos hallazgos se alinean con la evidencia geológica de la era Cretácica, proporcionando una comprensión más completa de la dinámica climática pasada.

Puntos clave:

Descubrimiento de un mecanismo previamente desconocido: el estudio reveló un mecanismo previamente desconocido que influyó significativamente en el clima de la Tierra durante el período Cretácico. Este mecanismo está relacionado con los cambios en la distribución de los continentes que afectan los patrones de las corrientes oceánicas y su impacto en los gradientes de temperatura.

Implicaciones para el clima contemporáneo: si bien el estudio se centra principalmente en el período Cretácico, tiene implicaciones para nuestra comprensión de los sistemas climáticos contemporáneos. Destaca la importancia de los giros oceánicos (patrones de circulación) en la configuración de la dinámica climática, tanto en el pasado como en la actualidad. Subraya la complejidad del clima de la Tierra y el fuerte efecto que otros procesos distintos de la concentración de CO2 podrían tener sobre ella.

Enfoque en el período Cretácico: la investigación se centra principalmente en el clima durante el período Cretácico, que ocurrió hace aproximadamente 145 a 66 millones de años. Este período es de interés porque se caracterizó por altos niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, que es un gas de efecto invernadero que puede influir en las temperaturas globales.

Papel de los remolinos oceánicos (circulación giral): el estudio investiga el papel de los grandes remolinos oceánicos, conocidos como circulación girial, en el transporte de agua caliente desde los trópicos hasta los polos. Comprender cómo estas corrientes influyeron en las diferencias de temperatura entre los polos y los trópicos es crucial para comprender la biodiversidad y el clima del período Cretácico.

Impacto del movimiento continental: los resultados de la investigación sugieren que el movimiento de los continentes de la Tierra durante el período Cretácico interrumpió las grandes corrientes oceánicas responsables del transporte de agua caliente. Esta interrupción condujo a aumentos significativos en las diferencias de temperatura entre los polos y los trópicos durante ese tiempo.

Validación con evidencia geológica: los hallazgos del estudio se alinean con la evidencia geológica de la era Cretácica, proporcionando un mayor apoyo para los mecanismos propuestos y mejorando nuestra comprensión de la dinámica climática pasada.

En resumen, esta investigación nos ayuda a obtener información sobre la compleja relación entre los patrones de circulación oceánica, las diferencias de temperatura entre el ecuador y el polo y las condiciones climáticas pasadas.
Si bien contribuye principalmente a nuestra comprensión del clima antiguo de la Tierra, también subraya la importancia de los procesos oceánicos en la configuración de los sistemas climáticos contemporáneos. Este conocimiento puede ayudar potencialmente a modelar y predecir los impactos del cambio climático en la era moderna, ya que los patrones de circulación oceánica continúan desempeñando un papel crucial en la regulación del clima global.

El estudio, titulado “Effects of paleogeographic changes and CO2 variability on northern mid-latitudinal temperature gradients in the Cretaceous”, fue publicado en Nature Communications.

 

Equipo de investigación:
Kaushal Gianchandani, Instituto de Ciencias de la Tierra, Universidad Hebrea de Jerusalem.
Sagi Maor, Instituto de Ciencias de la Tierra, Universidad Hebrea de Jerusalem.
Ori Adam, Instituto de Ciencias de la Tierra, Universidad Hebrea de Jerusalem.
Alexander Farnsworth, Escuela de Ciencias Geográficas e Instituto Cabot, Universidad de Bristol, y Laboratorio clave de 3 estados del sistema terrestre, medio ambiente y recursos de la meseta tibetana (TPESER), Instituto de Investigación de la Meseta Tibetana, Academia China de Ciencias, Beijing.
Hezi Gildor, Instituto de Ciencias de la Tierra, Universidad Hebrea de Jerusalem.
Daniel J. Lunt, Escuela de Ciencias Geográficas e Instituto Cabot, Universidad de Bristol.
Nathan Paldor, Instituto de Ciencias de la Tierra, Universidad Hebrea de Jerusalem.