Physics World, la revista líder en Física, publicada por el Instituto de Física con sede en el Reino Unido, otorgó el premio Breakthrough of the Year 2021 a dos equipos de investigación que realizaron significativos avances en la comprensión de los sistemas cuánticos.
Los editores eligieron a los ganadores entre casi 600 artículos de investigación publicados que demostraron “un trabajo importante para el progreso científico y / o el desarrollo de aplicaciones del mundo real”.
Uno de los equipos, conocido por su avance al entrelazar dos parches macroscópicos de tambores vibrantes, fue dirigido por el Dr. Shlomi Kotler, del Departamento de Física Aplicada de la Universidad Hebrea de Jerusalem, junto con John Teufel y sus colegas del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de los Estados Unidos (NIST).
La tecnología cuántica tuvo gran evolución en las últimas dos décadas. Los físicos ahora son capaces de construir y manipular sistemas que alguna vez estuvieron en el ámbito de las teorías y los experimentos mentales.
Una vía de investigación particularmente fascinante es la difusa frontera entre la física cuántica y la clásica. En el pasado, se podía hacer una línea clara en términos de tamaño: objetos pequeños como fotones y electrones habitan en el mundo cuántico, mientras que los objetos grandes como las bolas de billar obedecen a la física clásica.
Sin embargo, durante la última década, los físicos han estado “empujando” los límites de lo que se considera cuántico mediante el uso de resonadores mecánicos similares a tambores, que miden 10 micras de ancho.
A diferencia de los electrones o fotones, estos tambores son objetos macroscópicos que se fabrican utilizando técnicas estándar de nanofabricación y aparecen tan sólidos como bolas de billar en imágenes de microscopio electrónico.
A pesar de la naturaleza tangible de los resonadores, los investigadores han podido observar sus propiedades cuánticas.
El equipo de Kotler y Teufel llevó este hallazgo un paso más allá, convirtiéndose en los primeros científicos en entrelazar cuántica-mecánicamente dos de estos tambores vibrantes. Sus esfuerzos abren la puerta para que los resonadores entrelazados se utilicen como sensores cuánticos o como nodos en redes cuánticas.
Al escuchar la noticia del premio, Kotler compartió: “Estoy muy entusiasmado con este premio. Hemos estado en ello durante mucho tiempo y hemos tomado numerosos riesgos en el camino. Oré mucho después de que realizamos el último experimento. Si todo funcionara, tendríamos la rara oportunidad de ver un entrelazamiento macroscópico. Si no lo hiciera, 4 años de investigación habrían sido en vano. Afortunadamente, vimos entrelazamiento, y el resto, como se suele decir, es historia cuántica. Aprecio mucho el hecho de que la Universidad Hebrea y el Departamento de Física Aplicada y el Centro Cuántico trabajaron duro para contratarme como profesor, asumiendo un riesgo antes de que se publicaran estos resultados”.
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