En una grieta de una cueva de la reserva natural de Ein Gedi se descubrió un alijo de cuatro espadas romanas de 1.900 años de antigüedad excelentemente conservadas y un arma con mango.
Al parecer, fueron escondidas allí por los rebeldes de Judea, después de arrebatárselas al ejército romano como botín.
“Encontrar una sola espada es raro, ¿pero cuatro? ¡Es un sueño! Nos frotamos los ojos para creerlo”, afirman los investigadores.
Las armas se exhibieron por primera vez en una conferencia de prensa el miércoles por la mañana con Eli Escusido, director de la Autoridad de Antigüedades de Israel, y los investigadores. Esta conferencia es parte del lanzamiento del libro “Nuevos estudios en la arqueología del desierto de Judea: artículos recopilados“, dedicado a los nuevos hallazgos arqueológicos descubiertos en el Proyecto de estudio del desierto de Judea.
Las armas aparecieron en una pequeña cueva escondida situada en una zona de acantilados aislados e inaccesibles al norte de Ein Gedi, en la Reserva Natural del Desierto de Judea, bajo la jurisdicción de la Autoridad de Parques Nacionales. Hace cincuenta años, se encontró una estalactita con una inscripción fragmentaria en tinta escrita en escritura hebrea antigua característica del período del Primer Templo.
Recientemente, el Dr. Asaf Gayer del Departamento de Estudios y Arqueología de la Tierra de Israel de la Universidad de Ariel, el geólogo Boaz Langford del Instituto de Ciencias de la Tierra y el Centro de Investigación de Cuevas de la Universidad Hebrea de Jerusalem, y Shai Halevi, fotógrafo de la Autoridad de Antigüedades de Israel, visitaron la cueva. Su objetivo era fotografiar la inscripción paleohebrea escrita en la estalactita con fotografía multiespectral que podría descifrar partes adicionales de la inscripción que no son visibles a simple vista. Estando en el nivel superior de la cueva, Asaf Gayer vio un pilum romano extremadamente bien conservado, un arma con mango en una grieta profunda y estrecha. También encontró trozos de madera trabajada en un nicho adyacente que resultaron ser partes de las vainas de las espadas.
Los investigadores informaron del descubrimiento al Equipo de Estudio Arqueológico de la Autoridad de Antigüedades de Israel, que está llevando a cabo un proyecto científico sistemático en las cuevas del desierto de Judea. Como parte de este estudio, iniciado por la Autoridad de Antigüedades de Israel y en cooperación con el Ministerio de Patrimonio y la Oficina Arqueológica de la Administración Militar de Judea y Samaria, se han investigado cientos de cuevas en los últimos seis años y se han llevado a cabo 24 excavaciones arqueológicas. Se han seleccionado cuevas determinadas, a fin de salvar los restos arqueológicos de manos de saqueadores.
El equipo de estudio de la cueva del desierto de Judea, junto con Asaf Gayer y Boaz Langford, regresaron a la cueva y realizaron un estudio meticuloso de todas las grietas de la roca, durante el cual se sorprendieron al encontrar las cuatro espadas romanas en una grieta casi inaccesible en el nivel superior de la cueva.
Las espadas estaban excepcionalmente bien conservadas, tres con la hoja de hierro dentro de sus vainas de madera. Allí se encontraron también tiras de cuero y restos de madera y metal pertenecientes a las armas. Las espadas tenían mangos bien diseñados de madera o metal. La longitud de las hojas de las tres espadas es de 60 a 65 cm, sus dimensiones las identificaban como espadas romanas spatha, y la cuarta era más corta con una hoja de 45 cm de longitud, identificada como espada de pomo anilla. Se retiraron cuidadosamente de la grieta de la roca y trasladaron a los laboratorios climatizados de la Autoridad de Antigüedades de Israel para su preservación y conservación. El examen inicial del conjunto confirmó que se trataba de espadas estándar empleadas por los soldados romanos estacionados en Judea en la época romana.
“El ocultamiento de las espadas y el pilum en profundas grietas en la cueva aislada al norte de Ein Gedi, da a entender que las armas se tomaron como botín de los soldados romanos o del campo de batalla, y los rebeldes de Judea las escondieron deliberadamente para reutilizarlas”, dice el Dr. Eitan Klein, uno de los directores del Proyecto de Estudio del Desierto de Judea. “Obviamente, los rebeldes no querían ser atrapados por las autoridades romanas portando estas armas. Apenas estamos comenzando la investigación, para intentar descubrir quién era el propietario de las espadas, dónde, cuándo y quién las fabricó. Intentaremos identificar el evento histórico que llevó al almacenamiento de estas armas en la cueva y determinar si fue en el momento de la revuelta de Bar Kojba en 132-135 EC”.
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