La empresa que pretende frenar el envejecimiento

Ananda Labs está desarrollando nuevas soluciones para afecciones relacionadas con el envejecimiento, desde arrugas y cicatrices hasta un sistema inmunológico más joven a través de la edición epigenética.

Se espera que, dentro de diez años, el número de estadounidenses mayores de 65 años supere por primera vez en la historia al de niños estadounidenses. Este auge del envejecimiento de la población está ocurriendo en muchos países.

Y a medida que aumenta la esperanza de vida, también lo hace la prevalencia de enfermedades relacionadas con la edad y de condiciones degenerativas.

Es por eso que se están invirtiendo grandes cantidades de dinero en empresas emergentes que investigan cómo regenerar y rejuvenecer las células envejecidas.

Altos Labs, por ejemplo, salió de su modo oculto en 2022 con 3.000 millones de dólares de inversores como Jeff Bezos de Amazon. Sam Altman de OpenAI invirtió recientemente 180 millones de dólares en Retro Biosciences. La filial de Alphabet, Calico Life Sciences, tiene un presupuesto de 1.500 millones de dólares.

En ese campo hiperfinanciado de reversión del envejecimiento ingresa la startup de longevidad Ananda Labs, basada en 10 años de investigación del galardonado profesor de la Universidad Hebrea Yossi Buganim.

“Creemos que nuestra tecnología es mucho mejor” que la de nuestros competidores, dice el emprendedor en serie Eliron Yaron, quien cofundó Ananda Labs a principios de 2023 con la empresa de transferencia de tecnología de la Universidad Hebrea Yissum; Buganim; y Onassis Holdings Corp de Nevada.

Prof. Yossi Buganim de la Universidad Hebrea de Jerusalem.
Prof. Yossi Buganim de la Universidad Hebrea de Jerusalem.

La empresa, que cuenta con 12 empleados, está financiada por una cantidad no revelada de recursos propios e inversiones privadas y tiene su sede en Nueva York, con oficinas en Tel Aviv y laboratorios en Jerusalem.

“Nuestra visión es democratizar la medicina regenerativa para que no sea solo para los ricos. Queremos llegar a las masas”, afirma Yaron.

“Tuvimos una oferta de una gran empresa estadounidense para invertir, pero querían que vendiéramos los tratamientos por 100.000 dólares o más, así que rechazamos su oferta”.

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