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El descubrimiento de arácnidos únicos que habitan en cuevas se une a numerosos invertebrados nuevos para la ciencia encontrados en Israel en los últimos años.

Únase a Martin Gitonga, un Máster Internacional en Ciencias de las Plantas, mientras profundiza en su innovadora investigación sobre la reducción de la acidez en la fruta de la pasión. Como nativo de Kenia, el objetivo final de Martin es llevar el conocimiento y las técnicas que está aprendiendo en Israel a su país de origen para ayudar a los agricultores locales a mejorar la calidad de sus cultivos. Con su pasión por las ciencias de las plantas y su compromiso de marcar la diferencia, Martin seguramente lo inspirará en este nuevo Bite.

La década de 1960 fue una gran década para el cannabis: las imágenes del poder de las flores, el verano del amor y Woodstock no estarían completos sin un porro colgando de la boca de alguien. Sin embargo, a principios de los años ‘60, los científicos sabían sorprendentemente poco sobre la planta.

Escuchar a la profesora Ruth Fine es una delicia para los oídos de uno, acostumbrado siempre a correr de un lado a otro, leyendo ingentes cantidades de información e intentando recoger algunos pocos rastrojos relevantes. Ruth Fine es catedrática de Hispánicas y de estudios Latinoamericanos en la Universidad Hebrea de Jerusalem y nos cuenta mediante zoom desde Jerusalem y a las puertas de Tu B’Shvat lo que significa para Israel esta universidad y nos desvelará los detalles sobre el posible pasado judío de Cervantes.

Mientras que la tecnología actual de vigilancia de terremotos puede alertar con antelación de los que se producen en tierra, los que ocurren en el lecho marino suelen detectarse tarde, hasta decenas de segundos después de iniciarse.

El Dr. Yaniv Elkouby, de la Facultad de Medicina de la Universidad Hebrea de Jerusalén, descubrió una estructura previamente desconocida en los óvulos de pez cebra que forma un notable sistema de cable molecular para controlar mecánicamente los cromosomas. Este descubrimiento innovador puede conducir a una mejor comprensión de la fertilidad humana.

Los coautores incluyen reconocidos académicos de la salud y miembros de la Federación Mundial de Asociaciones de Salud Pública.

Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalem y la Universidad de Kentucky se asocian para estudiar la complejidad del cerebro humano. Específicamente, los investigadores probarán si existen proteínas nuevas, hasta ahora desconocidas, en el cerebro.

Polvo, hollín o sal del aire: lo que no parece muy prometedor en realidad beneficia a los microorganismos en la superficie de las hojas de las plantas.